jueves, 19 de enero de 2012

La alegría de Benito

Benito era un ciego muy simpático. Vestía corbata y traje bien combinado. Caminaba de forma destartalada usando dos bastones corrientes, pero iba deprisa, seguro de no equivocarse. Deambulaba contento y silabando sin reparo.

Un día no pude resistir y, cediendo a mi curiosidad, le pregunté al respecto. Me contó una extraña historia acerca de un tren de la esperanza, de una gruta, de un agua que no moja... Su voz, comenzó entonces a temblar. "No conseguí que la Señora iluminara mis ojos, pero una muchacha se acercó hablándome con dulzura y hoy es mi mujer. Ella es mi vista, mi luz y mi apoyo. La Señora me dio mucho más de lo que le pedí".

29 de marzo de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario